Felipe: Sé que mi enfermedad ha sido muy difícil para nosotros. Y he estado pensando mucho. Cuando llegue el momento, no quiero que me hagan RCP o que me conecten a una máquina para respirar.

Ana: ¿¡En serio!?

Ana: Pero si pasara algo, tendría que pedirles a los doctores que por lo menos intenten mantenerte con vida. ¿Eso es egoísta de mi parte?

Felipe: Si me enfermo tanto que no puedo hablar por mí mismo, sé que para ti sería muy difícil tomar decisiones médicas por mí. Por eso, si tienes que tomar decisiones por mí, quiero que tengas flexibilidad total para colaborar con los doctores y hacer lo que consideres mejor para mí.

Ana: Espera...pero dijiste—

Felipe: Ya lo sé. Lo que quiero decir es que uses mis deseos como una guía general. Quiero que cumplas con mis deseos lo mejor que puedas, pero no los tienes que seguir exactamente si tú y los doctores creen que otra opción sería lo mejor en ese momento. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Ana: Prefieres que cumpla con tus deseos, pero también está bien que cambie tus decisiones, como pedirles a los doctores que intenten usar una máquina para respirar por un tiempo, si siento que lo tengo que hacer. ¿Eso es lo que quisiste decir?

Felipe: Sí. Te doy flexibilidad total.

Cintia: Estuve pensando en las decisiones médicas que tendrías que tomar por mí si no las pudiera tomar yo misma.

Jaime: Hmm. Dime lo que estás pensando.

Cintia: Bueno, es difícil saber lo que puede pasar en el futuro. Por eso quiero que tengas flexibilidad limitada para usar mis deseos médicos como una guía general. Quiero que sepas que está bien que trabajes con mis doctores para tomar las mejores decisiones que puedas en ese momento.

Jaime: Sí. Tiene sentido.

Cintia: Lo que quiero decir es que pueden surgir algunas decisiones sobre las que nunca hemos hablado. ¡Pero!

Jaime: ¿Pero qué?

Cintia: Hay una decisión que no quiero que cambies nunca, ¡pase lo que pase!

Jaime: Dime.

Cintia: Si llego a tener el mal de Alzheimer como mi mamá – cuando no tenga memoria, ya no pueda recordar a mi familia y no pueda alimentarme – te pido por favor que no dejes que me pongan un tubo de alimentación. No quiero vivir así.

Jaime: Sé que fue un tiempo muy difícil con tu mamá.

Cintia: Sí, lo fue. Entonces si mi cuerpo está dejando de funcionar y dejo de comer, déjame morir de forma natural, como murió mi mamá cuando finalmente le quitamos el tubo de alimentación. ¿Tiene sentido lo que digo?

Jaime: Sí. Me estás dando flexibilidad limitada para tomar decisiones médicas por ti.

Cintia: Correcto. Gracias.

Linda: Mi doctor me preguntó cuánta flexibilidad te quisiera dar, por si alguna vez tuvieras que tomar decisiones médicas por mí. Ya sabes, por mis problemas de pulmón.

Rita: Está bien, mamá. Entonces... ¿exactamente qué es la flexibilidad?

Linda: Bueno, he estado viviendo con este problema de respiración por mucho tiempo, y me ha desgastado mucho. Estuve conectada a esa máquina para respirar, y sólo me dejó más débil.

Rita: Ya lo sé.

Linda: Entonces ya, nunca más quiero volver a estar conectada a una de esas máquinas.

Rita: Es muy difícil escuchar esto, pero entiendo -

Linda: Y, ¡tampoco quiero volver a estar hospitalizada! Está bien que me pongan una mascarilla para respirar y oxígeno en casa para mantenerme cómoda. Pero cuando llegue mi hora, será mi hora. Quiero una muerte natural con cuidados paliativos. En casa. Eso es lo que quiero. Esa es mi decisión.

Rita: Pero, ¿qué pasa si no puedes hablar por ti misma? ¿Estás diciendo que yo nunca podría cambiar estas decisiones?

Linda: Rita, quiero que cumplas con mis deseos y que no cambies nunca estas decisiones. Entonces, ¿entiendes lo que quiero?

Rita: Sí, mamá. No quieres volver al hospital y no quieres estar conectada a una máquina para respirar.

Linda: Sí. Eso es lo que quiero decir cuando hablo de no tener flexibilidad. Muchas gracias, cariño.

Cintia: Estuve pensando en las decisiones médicas que tendrías que tomar por mí si no las pudiera tomar yo misma.

Jaime: Hmm. Dime lo que estás pensando.

Cintia: Bueno, es difícil saber lo que puede pasar en el futuro. Por eso quiero que tengas flexibilidad limitada para usar mis deseos médicos como una guía general. Quiero que sepas que está bien que trabajes con mis doctores para tomar las mejores decisiones que puedas en ese momento.

Jaime: Sí. Tiene sentido.

Cintia: Lo que quiero decir es que pueden surgir algunas decisiones sobre las que nunca hemos hablado. ¡Pero!

Jaime: ¿Pero qué?

Cintia: Hay una decisión que no quiero que cambies nunca, ¡pase lo que pase!

Jaime: Dime.

Cintia: Si llego a tener el mal de Alzheimer como mi mamá – cuando no tenga memoria, ya no pueda recordar a mi familia y no pueda alimentarme – te pido por favor que no dejes que me pongan un tubo de alimentación. No quiero vivir así.

Jaime: Sé que fue un tiempo muy difícil con tu mamá.

Cintia: Sí, lo fue. Entonces si mi cuerpo está dejando de funcionar y dejo de comer, déjame morir de forma natural, como murió mi mamá cuando finalmente le quitamos el tubo de alimentación. ¿Tiene sentido lo que digo?

Jaime: Sí. Me estás dando flexibilidad limitada para tomar decisiones médicas por ti.

Cintia: Correcto. Gracias.

Felipe: Sé que mi enfermedad ha sido muy difícil para nosotros. Y he estado pensando mucho. Cuando llegue el momento, no quiero que me hagan RCP o que me conecten a una máquina para respirar.

Ana: ¿¡En serio!?

Ana: Pero si pasara algo, tendría que pedirles a los doctores que por lo menos intenten mantenerte con vida. ¿Eso es egoísta de mi parte?

Felipe: Si me enfermo tanto que no puedo hablar por mí mismo, sé que para ti sería muy difícil tomar decisiones médicas por mí. Por eso, si tienes que tomar decisiones por mí, quiero que tengas flexibilidad total para colaborar con los doctores y hacer lo que consideres mejor para mí.

Ana: Espera...pero dijiste—

Felipe: Ya lo sé. Lo que quiero decir es que uses mis deseos como una guía general. Quiero que cumplas con mis deseos lo mejor que puedas, pero no los tienes que seguir exactamente si tú y los doctores creen que otra opción sería lo mejor en ese momento. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Ana: Prefieres que cumpla con tus deseos, pero también está bien que cambie tus decisiones, como pedirles a los doctores que intenten usar una máquina para respirar por un tiempo, si siento que lo tengo que hacer. ¿Eso es lo que quisiste decir?

Felipe: Sí. Te doy flexibilidad total.

Linda: Mi doctor me preguntó cuánta flexibilidad te quisiera dar, por si alguna vez tuvieras que tomar decisiones médicas por mí. Ya sabes, por mis problemas de pulmón.

Rita: Está bien, mamá. Entonces... ¿exactamente qué es la flexibilidad?

Linda: Bueno, he estado viviendo con este problema de respiración por mucho tiempo, y me ha desgastado mucho. Estuve conectada a esa máquina para respirar, y sólo me dejó más débil.

Rita: Ya lo sé.

Linda: Entonces ya, nunca más quiero volver a estar conectada a una de esas máquinas.

Rita: Es muy difícil escuchar esto, pero entiendo -

Linda: Y, ¡tampoco quiero volver a estar hospitalizada! Está bien que me pongan una mascarilla para respirar y oxígeno en casa para mantenerme cómoda. Pero cuando llegue mi hora, será mi hora. Quiero una muerte natural con cuidados paliativos. En casa. Eso es lo que quiero. Esa es mi decisión.

Rita: Pero, ¿qué pasa si no puedes hablar por ti misma? ¿Estás diciendo que yo nunca podría cambiar estas decisiones?

Linda: Rita, quiero que cumplas con mis deseos y que no cambies nunca estas decisiones. Entonces, ¿entiendes lo que quiero?

Rita: Sí, mamá. No quieres volver al hospital y no quieres estar conectada a una máquina para respirar.

Linda: Sí. Eso es lo que quiero decir cuando hablo de no tener flexibilidad. Muchas gracias, cariño.

Linda: Mi doctor me preguntó cuánta flexibilidad te quisiera dar, por si alguna vez tuvieras que tomar decisiones médicas por mí. Ya sabes, por mis problemas de pulmón.

Rita: Está bien, mamá. Entonces... ¿exactamente qué es la flexibilidad?

Linda: Bueno, he estado viviendo con este problema de respiración por mucho tiempo, y me ha desgastado mucho. Estuve conectada a esa máquina para respirar, y sólo me dejó más débil.

Rita: Ya lo sé.

Linda: Entonces ya, nunca más quiero volver a estar conectada a una de esas máquinas.

Rita: Es muy difícil escuchar esto, pero entiendo -

Linda: Y, ¡tampoco quiero volver a estar hospitalizada! Está bien que me pongan una mascarilla para respirar y oxígeno en casa para mantenerme cómoda. Pero cuando llegue mi hora, será mi hora. Quiero una muerte natural con cuidados paliativos. En casa. Eso es lo que quiero. Esa es mi decisión.

Rita: Pero, ¿qué pasa si no puedes hablar por ti misma? ¿Estás diciendo que yo nunca podría cambiar estas decisiones?

Linda: Rita, quiero que cumplas con mis deseos y que no cambies nunca estas decisiones. Entonces, ¿entiendes lo que quiero?

Rita: Sí, mamá. No quieres volver al hospital y no quieres estar conectada a una máquina para respirar.

Linda: Sí. Eso es lo que quiero decir cuando hablo de no tener flexibilidad. Muchas gracias, cariño.

Felipe: Sé que mi enfermedad ha sido muy difícil para nosotros. Y he estado pensando mucho. Cuando llegue el momento, no quiero que me hagan RCP o que me conecten a una máquina para respirar.

Ana: ¿¡En serio!?

Ana: Pero si pasara algo, tendría que pedirles a los doctores que por lo menos intenten mantenerte con vida. ¿Eso es egoísta de mi parte?

Felipe: Si me enfermo tanto que no puedo hablar por mí mismo, sé que para ti sería muy difícil tomar decisiones médicas por mí. Por eso, si tienes que tomar decisiones por mí, quiero que tengas flexibilidad total para colaborar con los doctores y hacer lo que consideres mejor para mí.

Ana: Espera...pero dijiste—

Felipe: Ya lo sé. Lo que quiero decir es que uses mis deseos como una guía general. Quiero que cumplas con mis deseos lo mejor que puedas, pero no los tienes que seguir exactamente si tú y los doctores creen que otra opción sería lo mejor en ese momento. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Ana: Prefieres que cumpla con tus deseos, pero también está bien que cambie tus decisiones, como pedirles a los doctores que intenten usar una máquina para respirar por un tiempo, si siento que lo tengo que hacer. ¿Eso es lo que quisiste decir?

Felipe: Sí. Te doy flexibilidad total.

Cintia: Estuve pensando en las decisiones médicas que tendrías que tomar por mí si no las pudiera tomar yo misma.

Jaime: Hmm. Dime lo que estás pensando.

Cintia: Bueno, es difícil saber lo que puede pasar en el futuro. Por eso quiero que tengas flexibilidad limitada para usar mis deseos médicos como una guía general. Quiero que sepas que está bien que trabajes con mis doctores para tomar las mejores decisiones que puedas en ese momento.

Jaime: Sí. Tiene sentido.

Cintia: Lo que quiero decir es que pueden surgir algunas decisiones sobre las que nunca hemos hablado. ¡Pero!

Jaime: ¿Pero qué?

Cintia: Hay una decisión que no quiero que cambies nunca, ¡pase lo que pase!

Jaime: Dime.

Cintia: Si llego a tener el mal de Alzheimer como mi mamá – cuando no tenga memoria, ya no pueda recordar a mi familia y no pueda alimentarme – te pido por favor que no dejes que me pongan un tubo de alimentación. No quiero vivir así.

Jaime: Sé que fue un tiempo muy difícil con tu mamá.

Cintia: Sí, lo fue. Entonces si mi cuerpo está dejando de funcionar y dejo de comer, déjame morir de forma natural, como murió mi mamá cuando finalmente le quitamos el tubo de alimentación. ¿Tiene sentido lo que digo?

Jaime: Sí. Me estás dando flexibilidad limitada para tomar decisiones médicas por ti.

Cintia: Correcto. Gracias.

Felipe: Sé que mi enfermedad ha sido muy difícil para nosotros. Y he estado pensando mucho. Cuando llegue el momento, no quiero que me hagan RCP o que me conecten a una máquina para respirar.

Ana: ¿¡En serio!?

Ana: Pero si pasara algo, tendría que pedirles a los doctores que por lo menos intenten mantenerte con vida. ¿Eso es egoísta de mi parte?

Felipe: Si me enfermo tanto que no puedo hablar por mí mismo, sé que para ti sería muy difícil tomar decisiones médicas por mí. Por eso, si tienes que tomar decisiones por mí, quiero que tengas flexibilidad total para colaborar con los doctores y hacer lo que consideres mejor para mí.

Ana: Espera...pero dijiste—

Felipe: Ya lo sé. Lo que quiero decir es que uses mis deseos como una guía general. Quiero que cumplas con mis deseos lo mejor que puedas, pero no los tienes que seguir exactamente si tú y los doctores creen que otra opción sería lo mejor en ese momento. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Ana: Prefieres que cumpla con tus deseos, pero también está bien que cambie tus decisiones, como pedirles a los doctores que intenten usar una máquina para respirar por un tiempo, si siento que lo tengo que hacer. ¿Eso es lo que quisiste decir?

Felipe: Sí. Te doy flexibilidad total.

Cintia: Estuve pensando en las decisiones médicas que tendrías que tomar por mí si no las pudiera tomar yo misma.

Jaime: Hmm. Dime lo que estás pensando.

Cintia: Bueno, es difícil saber lo que puede pasar en el futuro. Por eso quiero que tengas flexibilidad limitada para usar mis deseos médicos como una guía general. Quiero que sepas que está bien que trabajes con mis doctores para tomar las mejores decisiones que puedas en ese momento.

Jaime: Sí. Tiene sentido.

Cintia: Lo que quiero decir es que pueden surgir algunas decisiones sobre las que nunca hemos hablado. ¡Pero!

Jaime: ¿Pero qué?

Cintia: Hay una decisión que no quiero que cambies nunca, ¡pase lo que pase!

Jaime: Dime.

Cintia: Si llego a tener el mal de Alzheimer como mi mamá – cuando no tenga memoria, ya no pueda recordar a mi familia y no pueda alimentarme – te pido por favor que no dejes que me pongan un tubo de alimentación. No quiero vivir así.

Jaime: Sé que fue un tiempo muy difícil con tu mamá.

Cintia: Sí, lo fue. Entonces si mi cuerpo está dejando de funcionar y dejo de comer, déjame morir de forma natural, como murió mi mamá cuando finalmente le quitamos el tubo de alimentación. ¿Tiene sentido lo que digo?

Jaime: Sí. Me estás dando flexibilidad limitada para tomar decisiones médicas por ti.

Cintia: Correcto. Gracias.

Linda: Mi doctor me preguntó cuánta flexibilidad te quisiera dar, por si alguna vez tuvieras que tomar decisiones médicas por mí. Ya sabes, por mis problemas de pulmón.

Rita: Está bien, mamá. Entonces... ¿exactamente qué es la flexibilidad?

Linda: Bueno, he estado viviendo con este problema de respiración por mucho tiempo, y me ha desgastado mucho. Estuve conectada a esa máquina para respirar, y sólo me dejó más débil.

Rita: Ya lo sé.

Linda: Entonces ya, nunca más quiero volver a estar conectada a una de esas máquinas.

Rita: Es muy difícil escuchar esto, pero entiendo -

Linda: Y, ¡tampoco quiero volver a estar hospitalizada! Está bien que me pongan una mascarilla para respirar y oxígeno en casa para mantenerme cómoda. Pero cuando llegue mi hora, será mi hora. Quiero una muerte natural con cuidados paliativos. En casa. Eso es lo que quiero. Esa es mi decisión.

Rita: Pero, ¿qué pasa si no puedes hablar por ti misma? ¿Estás diciendo que yo nunca podría cambiar estas decisiones?

Linda: Rita, quiero que cumplas con mis deseos y que no cambies nunca estas decisiones. Entonces, ¿entiendes lo que quiero?

Rita: Sí, mamá. No quieres volver al hospital y no quieres estar conectada a una máquina para respirar.

Linda: Sí. Eso es lo que quiero decir cuando hablo de no tener flexibilidad. Muchas gracias, cariño.

Felipe: Sé que mi enfermedad ha sido muy difícil para nosotros. Y he estado pensando mucho. Cuando llegue el momento, no quiero que me hagan RCP o que me conecten a una máquina para respirar.

Ana: ¿¡En serio!?

Ana: Pero si pasara algo, tendría que pedirles a los doctores que por lo menos intenten mantenerte con vida. ¿Eso es egoísta de mi parte?

Felipe: Si me enfermo tanto que no puedo hablar por mí mismo, sé que para ti sería muy difícil tomar decisiones médicas por mí. Por eso, si tienes que tomar decisiones por mí, quiero que tengas flexibilidad total para colaborar con los doctores y hacer lo que consideres mejor para mí.

Ana: Espera...pero dijiste—

Felipe: Ya lo sé. Lo que quiero decir es que uses mis deseos como una guía general. Quiero que cumplas con mis deseos lo mejor que puedas, pero no los tienes que seguir exactamente si tú y los doctores creen que otra opción sería lo mejor en ese momento. ¿Entiendes lo que quiero decir?

Ana: Prefieres que cumpla con tus deseos, pero también está bien que cambie tus decisiones, como pedirles a los doctores que intenten usar una máquina para respirar por un tiempo, si siento que lo tengo que hacer. ¿Eso es lo que quisiste decir?

Felipe: Sí. Te doy flexibilidad total.

Cintia: Estuve pensando en las decisiones médicas que tendrías que tomar por mí si no las pudiera tomar yo misma.

Jaime: Hmm. Dime lo que estás pensando.

Cintia: Bueno, es difícil saber lo que puede pasar en el futuro. Por eso quiero que tengas flexibilidad limitada para usar mis deseos médicos como una guía general. Quiero que sepas que está bien que trabajes con mis doctores para tomar las mejores decisiones que puedas en ese momento.

Jaime: Sí. Tiene sentido.

Cintia: Lo que quiero decir es que pueden surgir algunas decisiones sobre las que nunca hemos hablado. ¡Pero!

Jaime: ¿Pero qué?

Cintia: Hay una decisión que no quiero que cambies nunca, ¡pase lo que pase!

Jaime: Dime.

Cintia: Si llego a tener el mal de Alzheimer como mi mamá – cuando no tenga memoria, ya no pueda recordar a mi familia y no pueda alimentarme – te pido por favor que no dejes que me pongan un tubo de alimentación. No quiero vivir así.

Jaime: Sé que fue un tiempo muy difícil con tu mamá.

Cintia: Sí, lo fue. Entonces si mi cuerpo está dejando de funcionar y dejo de comer, déjame morir de forma natural, como murió mi mamá cuando finalmente le quitamos el tubo de alimentación. ¿Tiene sentido lo que digo?

Jaime: Sí. Me estás dando flexibilidad limitada para tomar decisiones médicas por ti.

Cintia: Correcto. Gracias.

Linda: Mi doctor me preguntó cuánta flexibilidad te quisiera dar, por si alguna vez tuvieras que tomar decisiones médicas por mí. Ya sabes, por mis problemas de pulmón.

Rita: Está bien, mamá. Entonces... ¿exactamente qué es la flexibilidad?

Linda: Bueno, he estado viviendo con este problema de respiración por mucho tiempo, y me ha desgastado mucho. Estuve conectada a esa máquina para respirar, y sólo me dejó más débil.

Rita: Ya lo sé.

Linda: Entonces ya, nunca más quiero volver a estar conectada a una de esas máquinas.

Rita: Es muy difícil escuchar esto, pero entiendo -

Linda: Y, ¡tampoco quiero volver a estar hospitalizada! Está bien que me pongan una mascarilla para respirar y oxígeno en casa para mantenerme cómoda. Pero cuando llegue mi hora, será mi hora. Quiero una muerte natural con cuidados paliativos. En casa. Eso es lo que quiero. Esa es mi decisión.

Rita: Pero, ¿qué pasa si no puedes hablar por ti misma? ¿Estás diciendo que yo nunca podría cambiar estas decisiones?

Linda: Rita, quiero que cumplas con mis deseos y que no cambies nunca estas decisiones. Entonces, ¿entiendes lo que quiero?

Rita: Sí, mamá. No quieres volver al hospital y no quieres estar conectada a una máquina para respirar.

Linda: Sí. Eso es lo que quiero decir cuando hablo de no tener flexibilidad. Muchas gracias, cariño.