Jorge: Pensar en este tipo de cosas antes me asustaba y me ponía mal. Pero luego me di cuenta que no tenía que tomar ninguna decisión FINAL.

Lo único que tenía que hacer era empezar… por elegir a alguien para tomar decisiones médicas por mí en el futuro. Esa parte me pareció bastante fácil y no me daba tanto miedo.

Elena: Tengo creencias religiosas firmes que guían mis decisiones médicas. Por ejemplo, está en contra de mis creencias hacerme una transfusión de sangre. Le dije a mi persona decisora y mi doctor que, pase lo que pase, no quiero que me hagan una transfusión de sangre, aunque lo recomiende el doctor.

Jaime: Al principio no quería hablar sobre estas cosas con mi esposa para no darle un disgusto. También me sentía culpable porque pensé que sería una carga demasiado grande para ella.

Cintia: En realidad sería una carga mucho más grande si no habláramos del tema. ¿Y si los doctores en algún momento me miraran y me pidieran que tomara decisiones por mi esposo? ¡No sabría qué hacer!

Jaime: Fue muy buena idea hablar de este tema.

Cintia: Sí. Nunca es fácil hablar sobre estas cosas, pero es mucho más fácil ahora que los dos estamos sanos. Ahora me siento más preparada.